Por Luis Garcia
Carlos ‘Ventarrón’ Quiñónez era llamado a ser el próximo goleador del Ídolo por lo que había hecho en Deportivo Cuenca. En el 2004 fue goleador con 14 goles, los cuales ayudaron a que el equipo alcanzara su primer y único título en el campeonato nacional. Por eso en el 2007 se esperaba que repitiera o superara estos números, pero la fiesta le ganó.
Cuando llegó en el 2007 al Ídolo, pasó por momentos que cambiaron su vida. Durante el año que pasó en Guayaquil perdió a su familia a causa del descontrol y el desenfreno. La bebida y las fiestas después de los partidos lo convirtieron en un esposo y padre ausente. Pasaba días fuera de su casa, confundido por la fama y el dinero, por lo que siempre la prensa le caía encima.
Por eso terminó saliendo por la puerta de atrás de Barcelona SC y desde ahí su carrera se fue en picada y se retiró a los 35 años en el CSD Huaquillas FC, de la Segunda Categoría. Actualmente tiene su propia escuela de fútbol y en una entrevista con El Telégrafo reveló que ahora es una especie de guía espiritual de más de 50 jóvenes que sueñan con salir de la pobreza jugando fútbol.
En el año que llegó, ‘Ventarrón’ Quiñónez le llegó a costar al Ídolo cerca de 250 mil dólares, según Transfermkt. Este era un precio elevado para la época por las grandes temporadas que hizo en el Deportivo Cuenca, pero que en Barcelona SC fue un rotundo fracaso y se lo recuerda mucho más por sus polémicas fuera de la cancha.
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