Por David Alomoto

La contundente victoria de LDU por 3-0 sobre un gigante continental como Palmeiras fue recibida en Brasil no solo con preocupación, sino con un sentimiento de "vergüenza internacional". Para la prensa brasileña, que habitualmente maneja un tono de superioridad hacia los clubes de la región, esta derrota estrepitosa, especialmente en el primer tiempo, fue un golpe inesperado. El resultado abultado contra uno de sus equipos más poderosos obligó a una reacción defensiva en los medios.
Ante la incapacidad de justificar el descalabro futbolístico del Palmeiras, gran parte de la prensa y analistas brasileños recurrieron al argumento de la altitud de Quito (2.850 metros sobre el nivel del mar) como el factor determinante de la goleada. La narrativa fue clara: los tres goles solo se produjeron por la falta de oxígeno, el cansancio prematuro y la consecuente desorganización del equipo, y no por mérito futbolístico de LDU.
El análisis desde Brasil se centró en minimizar el mérito de Liga de Quito. La prensa insinuó que los jugadores de Palmeiras estaban demasiado afectados para competir al nivel que su jerarquía exigía, sugiriendo que el marcador era artificial. Este discurso se interpretó como una burla, transmitiendo que LDU "solo gana en Quito" por esta "ayuda natural" y que, sin ella, es un rival de menor calibre.
Como corolario de su argumento sobre la altura, la prensa brasileña lanzó una especie de sentencia: si bien LDU pudo golear en casa, "fuera de su casa no tienen oportunidad". Esta postura sugiere que, en el partido de vuelta en el llano de São Paulo, la verdadera superioridad técnica y económica de Palmeiras se impondría, y LDU no podría sostener la ventaja obtenida únicamente gracias a la geografía.
Esta reacción de la prensa brasileña generó una gran indignación en Ecuador. El argumento de la altura, aunque es una realidad física, es visto como un cliché utilizado para negar el talento, la táctica y la jerarquía que LDU históricamente ha demostrado en el ámbito continental. Para el entorno albo, el 3-0 fue producto de una exhibición de buen fútbol, presión intensa y una estrategia impecable que la prensa brasileña se rehusó a reconocer.

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